En un mundo repleto de perdedores solitarios, buscando nuestra particular tabla de náufrago y repitiendo nuestra eterna canción, así pasamos los días…caminando…recordando nuestras decepciones y desilusiones que no son más que bofetadas que te da la vida para que regresemos a la realidad. Cada uno tenemos nuestra historia, todas igual de trágicas y tristes, y cada vez que nos asomamos al espejo del ayer nos vemos como seres extraños, espectros de nosotros mismos antes de que nos tumbaran. Es entonces cuando nos revelamos, intentamos recuperar la inocencia de entonces y golpeamos con fuerza para que nuestra niñez vuelva a nuestro lado, y el brillo perdido de nuestros ojos resplandezca de nuevo….pero siempre hay borrachos con babas que nos recuerdan quien fuimos y como llegamos a ser lo que somos y quien consiguió vencernos… Probablemente no lamentemos que se equivoquen, aunque nunca deseamos el mal, pero a veces las lágrimas nos vencen y volvemos a tocar como el viejo perdedor que somos… Y cuando reconocemos a uno de los nuestros, a cualquier otro viejo perdedor, le decimos “pareces cansado, y aún no ha salido ni el sol…” porque al seguir caminando seguimos tropezando y volvemos a caer, y nos vuelven a vencer, aunque ya no nos importa porque sabemos lo que es ser un viejo perdedor, y que nos rodean otros muchos, y en este mundo de solitarios nos reconocemos y nos miramos con tristeza animándonos a seguir el camino, a pesar de saber que seguiremos cayendo…una y otra vez… Y siempre habrá un hombre aferrado a un piano, con la emoción empapada en alcohol…”toca otra vez viejo perdedor haces que me sienta bien, es tan triste la noche que tu canción sabe a derrota y a miel…”
“Esta es la historia de un sábado de no importa que mes
Y de un hombre sentado al piano de no importa que viejo café.
Toma el vaso y le tiemblan las manos apestando entre humo y sudor
y se agarra a su tabla de náufrago volviendo a su eterna canción
Toca otra vez viejo perdedor haces que me sienta bien
es tan triste la noche que tu canción sabe a derrota y a miel
Cada vez que el espejo de la pared le devuelve más joven la piel
se le encienden los ojos y su niñez viene a tocar junto a él
Pero siempre hay borrachos con babas que le recuerdan quién fue
el más joven maestro al piano vencido por una mujer
Ella siempre temió echar raíces que pudieran sus alas cortar
y en la jaula metida, la vida se le iba y quiso sus fuerzas probar
No lamenta que dé malos pasos aunque nunca desea su mal
Pero a ratos con furia golpea el piano y hay algunos que le han visto llorar
Toca otra vez viejo perdedor haces que me sienta bien
es tan triste la noche que tu canción sabe a derrota y a miel
El micrófono huele a cerveza y el calor se podría cortar
solitarios oscuros buscando pareja apurándose un sábado más
Hay un hombre aferrado a un piano la emoción empapada en alcohol
y una voz que le dice: «pareces cansado» y aún no ha salido ni el Sol
Toca otra vez viejo perdedor haces que me sienta bien
es tan triste la noche que tu canción sabe a derrota y a miel…”
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